El amor es una fuente inagotable de reflexiones: profundas como la eternidad, altas como el cielo y grandiosas como el universo.
"Los edificios arden, la personas mueren, pero el amor verdadero es para siempre"


domingo, 5 de enero de 2014

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadie con salir 
de pobres, 
que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a 
cántaros la buena suerte; 
pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca. 
Ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los 
nadie la llamen, 
aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie 
derecho, 
o empiecen el año cambiando de escoba. 
Los nadie: los hijos de nadie, los dueños de nada. 
Los nadie: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, 
muriendo la vida, jodidos, rejodidos. 
Que no son, aunque sean. 
Que no hablan idiomas, sino dialectos. 
Que no profesan religiones, sino supersticiones. 
Que no hacen arte, sino artesanía. 
Que no practican cultura, sino folklore. 
Que no son seres humanos, sino recursos humanos. 
Que no tienen cara, sino brazos. 
Que no tienen nombre, sino número. 
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la 
prensa local. 
Los nadie, que cuestan menos que la bala que los mata.


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